
Gobernador Juan José Arcos realiza visita en terreno a Bahía Douglas y Caleta Wulaia
La primera autoridad provincial conoció el lugar donde la familia Barría Balfor ha vivido por 25 años. Además, destacó la embarcación subsidiada por el Estado para mejorar la conectividad de esta zona aislada.
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Hasta Bahía Douglas llegó el gobernador de la Provincia Antártica Chilena, Juan José Arcos, con el objetivo de visitar en terreno los lugares más apartados de la zona, como dicho sector ubicado en el suroeste de la Isla Navarino, al cual se puede llegar vía marítima y está a 44 millas náuticas de distancia (70,8 kilómetros), de Puerto Williams.
También incluyó una visita a Caleta Wulaia, ubicada entre Puerto Navarino y la propia Bahía Douglas. Aquel lugar fue un asentamiento yagán y también se utilizó como fondeadero por el emblemático buque HMS Beagle en 1833 (fue capitaneado por Robert Fitz-Roy e integrado por el naturalista Charles Darwin). Allí, Arcos caminó por el sendero patrimonial, observó desde fuera el inmueble de la antigua radio estación de la Armada de Chile –que actualmente se usa como museo de sitio-, y miró una réplica de un kipakar (toldo cónico que usaban como refugio los yaganes).
Con respecto a su visita a Bahía Douglas, la máxima autoridad provincial remarcó que “tal como nos ha pedido el Presidente (Sebastián) Piñera, estamos recorriendo los lugares más recónditos de nuestra provincia. Y en este caso, estamos junto a los vecinos que viven en este sector tan apartado”.
Asimismo, el gobernador Arcos destacó que a pesar de la situación de aislamiento en que viven los pobladores de esta localidad, reciben el apoyo del Gobierno de Chile a través de “Orca Waia”, embarcación que recibe subsidio estatal para mejorar la conectividad de esta zona, y así trasladar personas y provisiones. Desde Puerto Williams, y con una breve escala en Puerto Navarino, la lancha realiza dos viajes al mes a Bahía Douglas, que “se encuentra aislada, sin camino, en un entorno totalmente prístino, en el fin del mundo. Desde luego (sus habitantes) hacen patria y soberanía nacional en el fin del mundo, en la zona más austral de la Isla Navarino”, comentó Arcos.
Familia Barría Balfor
La familia Barría Balfor ha vivido hace 25 años en la caleta y estancia ubicada en la ribera del río homónimo de Bahía Douglas. Actualmente, Carlos Barría, jefe de hogar y pescador artesanal, usa la “Orca Waia” para trasladarse a esta localidad dos veces al mes.
La estancia está ubicada en un bello entorno natural, donde Barría principalmente cría ganado. Gracias a un proyecto que se adjudicó a través del Programa de Desarrollo Local (Prodesal), dependiente del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap), logró que se construyera un galpón de autoconsumo, donde puede faenar sus productos. De esta manera, logra vender o intercambiar su carne por víveres que traen pescadores, quienes navegan en las cercanías de la estancia más austral del mundo.
Si bien Barría no está constantemente en Caleta Douglas, sí hay un trabajador, José Nehue, quien está durante todo el año. Barría se emociona al mencionar la tranquilidad que hay en este lugar. Cuando las condiciones meteorológicas lo permiten, la convierten en una zona totalmente paradisíaca, donde se pueden divisar las montañas nevadas de las islas adyacentes en el horizonte, siempre separadas por el Canal Murray. Además, es un lugar histórico, pues fue un asentamiento yagán –con evidencia de conchales-. Y a principios del siglo XX se estableció una misión anglicana, cuya principal obra arquitectónica, la Casa Stirling, estuvo 97 años ahí. Antes de que fuera declarada Monumento Histórico Nacional, y haya sido trasladada y restaurada en Puerto Williams, Carlos Barría residió ahí con su familia compuesta por su señora, Violeta Balfor, y sus dos hijos: Camila y Rodrigo.
Hoy, los tiempos han cambiado, con sus retoños ya mayores, pero continuando parte de su camino trazado: su hija es técnico en acuicultura y su hijo es pescador artesanal como él. “Éste es un lugar al que venimos a fin de año con los nietos”, destaca Barría. “Ahora tenemos la suerte de que tenemos un transporte marítimo con dos viajes al mes. Venimos una semana con mi señora, y de ahí nos vienen a buscar. Vamos y volvemos”, dice.
Uno de sus anhelos es desarrollar un emprendimiento turístico, pues se pueden realizar actividades como caminatas alrededor de un lago cercano, pesca, navegación o simplemente compartir con la familia. Incluso, ya tiene un quincho construido. “Si es que alguien viene para acá, para ofrecerles un asadito”, anticipa Barría. “El lado sur de la Isla Navarino creo que es el lugar más bonito que existe”, culmina sonriente antes de embarcarse de regreso hacia Puerto Williams.